miércoles, 22 de abril de 2009

Vocación



¿Sabía el niño lo que hacía? Sí, porque la galaxia que flotaba dentro de su corazón murmuraba su nombre. Se adentraba en sí mismo para verla, una y otra vez, y entendió que el universo sería su hogar verdadero.
Entrenó arduamente. Cuerpo y mente fueron cultivados durante años porque un astronauta debería estar en óptimas condiciones. Leyó todo lo relacionado con viajes intergalácticos. Abrevó de las memorias de Yuri Gagarin e, incluso, llegó a superarle.
Logró —después de muchos esfuerzos— entrar a la NASA. Siguió todas las indicaciones, pasó por todo lo que tenía que pasar, y alcanzó la meta.
Ahora viaja en el transbordador Fénix II y eso que ve lo desconcierta: si la luna no es de queso, por qué esa rata enorme la devora con fruición. JLV

3 comentarios:

JP dijo...

-- sera que equivoco vocacion y mejor hubiera sido zootecnista? jajajajaja, genial maestro JL

Anónimo dijo...

Una errata, tipeaste 'será' (o algo así), es 'sería'.

Interesante visión. Yo siempre soñé que la luna era de queso, tal vez influenciado por Tom y Jerry--

Saludos

JLV dijo...

Hola JP:
LO más seguro es que no. Yo lo recuerdo que desde chavito ya estaba muy clavado en eso de los astros.
Salutes.

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Hola D:
Cierto. No recordaba las enormes lunas que aparecían en esas caricaturas.
Gracias por leer y por tu señalamiento.
Saludo.