domingo, 19 de octubre de 2008

Almohadas



—¡Hey!, cuánto tiempo. Hace mucho que volaste del nido. Qué te has hecho, le pregunté.
—Sí, ya llovió. Casi nada... negocios, espetó con desgano.
—Qué bien. Y a qué te dedicas, inquirí.
—Una fabriquita de almohadas rellenas de plumas; me da para vivir, indicó de mala gana.
—Por supuesto, era lo tuyo. Bueno, me despido, dije cuando vi que no llegaríamos a nada. Suerte.
—Igualmente y pórtate bien, contestó mi ex ángel de la guarda. JLV

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De algo hay que ganarse la vida.

Saludos

JLV dijo...

Hola D.

Sí, hay que pagar la internet.

Salutes.