—¡Hey!, cuánto tiempo. Hace mucho que volaste del nido. Qué te has hecho, le pregunté.
—Sí, ya llovió. Casi nada... negocios, espetó con desgano.
—Qué bien. Y a qué te dedicas, inquirí.
—Una fabriquita de almohadas rellenas de plumas; me da para vivir, indicó de mala gana.
—Por supuesto, era lo tuyo. Bueno, me despido, dije cuando vi que no llegaríamos a nada. Suerte.
—Igualmente y pórtate bien, contestó mi ex ángel de la guarda. JLV
—Sí, ya llovió. Casi nada... negocios, espetó con desgano.
—Qué bien. Y a qué te dedicas, inquirí.
—Una fabriquita de almohadas rellenas de plumas; me da para vivir, indicó de mala gana.
—Por supuesto, era lo tuyo. Bueno, me despido, dije cuando vi que no llegaríamos a nada. Suerte.
—Igualmente y pórtate bien, contestó mi ex ángel de la guarda. JLV
2 comentarios:
De algo hay que ganarse la vida.
Saludos
Hola D.
Sí, hay que pagar la internet.
Salutes.
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