lunes, 26 de noviembre de 2007

De postes


No basta para el poste tener aires de árbol
ni haber mutado sus ramas por los cables
ni que desde antes tuviera madera para cruz

Cómo decirle a un poste eras de savia azul
te arrancaron de tajo te desollaron vivo
para clavarte mástil en barcos como calles

Los postes son durmientes que platican sus penas
a zumbidos se doran y marchitan en la selva
del hombre oyen crujir los días de una estación a otra

Lejos ya de mecerse de un lado para otro
se hunden en sus meditaciones
parientes del olvido señalan territorios
de perros y borrachos

Cómo reconocerse
si agrietados olvidan ya su origen
mendigos desgarbados a la orilla del polvo
que sin pedir limosna cargan su luz a cuestas

Quién les podrá explicar que un sol jamás nos basta
que en nuestro afán de dioses les trajimos aquí
para colgarles frutos que alumbren nuestras noches

Sólo las aves saben que se embriagaron de aire
que el licor de la vida se meció entre sus copas

Muy rara vez y antes que nadie vea
cuando todos los gatos aún son dardos
la memoria se desata en sus nudos y el eunuco recuerda
que sus raíces hacían temblar de placer a la tierra. JLV

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