No basta para el poste tener aires de árbol
ni haber mutado sus ramas por los cables
ni que desde antes tuviera madera para cruz
Cómo decirle a un poste eras de savia azul
te arrancaron de tajo te desollaron vivo
para clavarte mástil en barcos como calles
Los postes son durmientes que platican sus penas
a zumbidos se doran y marchitan en la selva
del hombre oyen crujir los días de una estación a otra
Lejos ya de mecerse de un lado para otro
se hunden en sus meditaciones
parientes del olvido
de perros y borrachos
Cómo reconocerse
si agrietados olvidan ya su origen
mendigos desgarbados a la orilla del polvo
que sin pedir limosna cargan su luz a cuestas
Quién les podrá explicar que un sol jamás nos basta
que en nuestro afán de dioses les trajimos aquí
para colgarles frutos que alumbren nuestras noches
Sólo las aves saben que se embriagaron de aire
que el licor de la vida se meció entre sus copas
Muy rara vez y antes que nadie vea
cuando todos los gatos aún son dardos
la memoria se desata en sus nudos y el eunuco recuerda
que sus raíces hacían temblar de placer a la tierra. JLV
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