Yo era muy joven cuando la señora Storni apareció por la playa. Las gaviotas escribían extraños signos sobre las nubes y los cangrejos reculaban a su paso.
Ahora que soy un hombre viejo y la discreción no tiene la menor importancia, quiero decir que las aguas se replegaron cuando ella penetró a sus dominios.
Muchos dicen que la mar arrebató su vida pero yo sé, y lo juro por Dios, que ella misma se ahogó en su propio penar.
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