Mis perseguidores dormían la siesta en una fotografía y yo corrí hacia la gran mano de sangre que flotaba sobre la vieja casa, sus uñas de fuego señalaban la entrada.
El ojo de la cerradura murmuraba con un lenguaje simple y entonces comprendí que detrás hallaría la madriguera oculta donde vida y muerte se besan fraternalmente.
El ojo de la cerradura murmuraba con un lenguaje simple y entonces comprendí que detrás hallaría la madriguera oculta donde vida y muerte se besan fraternalmente.
La puerta se abrió, así que penetré para abrazar a mi sombra. JLV
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