Con las alas rotas, sordo, ciego y viejo, yacía el arcángel sobre su lecho de muerte. Alardiel consolaba al moribundo mientras oía sus últimas palabras:
—Hermano —susurró Hepatiel—, ¿me espera el Paraíso?
—Eso sería un milagro —respondió Alardiel—, pero no creo. Recuerda que a Dios lo inventamos nosotros. JLV
—Hermano —susurró Hepatiel—, ¿me espera el Paraíso?
—Eso sería un milagro —respondió Alardiel—, pero no creo. Recuerda que a Dios lo inventamos nosotros. JLV
2 comentarios:
Y a pesar de ello la gente si creyendo en él/ella/eso...
Saludos
Hola D.
Sí. Dios hace hasta lo imposble para que crean en èl.
Salutes.
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