sábado, 22 de noviembre de 2008

Gajos del oficio


Antes de ser comprimida en el extractor de jugos, aquella naranja exigió —como última voluntad— le permitieran estrechar entre sus gajos a la pequeña semilla, fruto de sus entrañas. JLV

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y la amada semilla fructificó para cometer la venganza más atroz de todas: comerse al masticador de su madre...

Saludos

JLV dijo...

Gran idea:
La venganza de la semilla. Claro podría ser la segunda parte.
Saludos D.

Anónimo dijo...

Divertido y conmovedor.

Y la foto es increíble, uno no sabe si tu cuento nació para la foto, o al revés.