lunes, 1 de septiembre de 2008

Aullidos


Un cachorro roe huesos en su guarida mientras la manada de lobos se aleja entre la espesura. Pelambres de metal, gruñidos de muerte. El enemigo está cerca.
La batalla da inicio: Aullidos, mordiscos, golpes, tumbos y jadeos rasgan la piel nocturna.

Una loba sale con vida del combate. Lleva en el hocico un corazón enemigo que aún palpita.

El lobezno recibe juguetonamente a la madre moribunda; lame sus heridas, luego devora el alimento.

Tiempo después, justo en el plenilunio, la bestezuela aúlla mientras sufre una horrenda transformación...

La luna atestigua el llanto de aquel ser y cubre, blanca de angustia, su desnudez de niño. JLV

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien pensada esa vuelta de tuerca al cuento clásico. ¿Habrá que imaginar ahora las aventuras del lobo-niño en la gran ciudad?

JLV dijo...

Bueno sería, pero con eso de que el hombre es el lobo del hombre, pues no sé qué pasaría...
Saludos y gracias.