jueves, 14 de febrero de 2008

Informante


—No te marches aún, gimió ella. Ese trabajo de informante es riesgoso, deja eso ya.
—No puedo estar ni un minuto más, respondió él. Hoy cierro un negocio en los Olivos. Mucho oro de por medio.
— Siempre pensando en ese maldito metal. ¿Puedes atenderme más? Sólo ves en mí un trozo de carne.
— Es verdad. No te muevas de aquí, vendrá un tabernero de Jericó. Es dadivoso y trata bien a las zorras. Le dices que eres la hembra del informante del Sanedrín.
— ¡Maldito seas, Judas!

—Lava tus belfos cuando me nombres. Soy justo, no te vendería por menos de 30 monedas. JLV

No hay comentarios: