viernes, 25 de enero de 2008

Sarnasius tenedor de experiencias


Sarnasius va de compras, lleva de la correa una hogaza de pan. Un libro se aproxima hacia él. Deletrea lentamente los días. Se le escapa el domingo.
Una mujer desnuda cabalga en el espejo. El tiempo come de su mano.
Pasa junto a ellos el trapecista ciego y explica con paciencia la relación anómala de la cuerda y el aire.
Todo tiene un peso específico, asevera la anémona.
Sarnasius vuelve en sí. Pega una a una sus ruinas.
Escapa de sus branquias una burbuja de aire y se pierde entre el mar. JLV

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