jueves, 13 de diciembre de 2007

Lazar-el Azar


Todo estaba en su punto para la magna cumbre. Las edecanes en su puestos. Los micrófonos sobre el podio. Los guardianes del orden vigilaban el menor movimiento.

Y así que cuando se supo que la camarada Hada haría acto de presencia en aquella reunión de países poderosos y semipoderosos, la moral del compañero Ñero se desgajó como trozo de pan dentro de una taza de café hirviendo.

El compañero Ñero estaba casi seguro de que su nombre sería escrito con letras de oro en las páginas de la historia. Ninguna reunión del pasado había sido planeada con tanto cuidado. Cualesquiera de los asistentes podría, el día de mañana, decir en sus respectivos lugares de origen que la cumbre de países poderosos y semipoderosos celebrada en Lazar-el Azar había sido la mejor reunión habida y por haber.

Pantallas gigantescas de cuarzo tembloroso reproducían las imágenes; bocinas de alta calidad magnificaban las voces con gran fidelidad. Guardianes de casi dos metros (blancos, fuertes y sagaces) protegerían a los representantes de cada delegación durante su estancia en Lazar-el Azar. Los mejores cuartos de hotel elos ocupaban los miembros de las comitivas. Automóviles último modelo a su servicio, las veinticuatro horas del día. Exquisitas viandas, de las más variadas y exóticas regiones, humeaban en las cocinas de los hoteles.

Todo tan bien planeado. Todo a la perfección. Imagínate el impacto que esto tendrá en el mundo, le dijo Ñero a su Gran Visir. Seré candidato al Nobel de la Paz, consejero del FMI o, cuando menos, todos los diccionarios enciclopédicos me recordarán como una posible reencarnación del Buda.

Y ya nadie esperaba que la camarada Hada se hiciera presente. Bastante tenía con esa vejez de mierda que se había aposentado en su cuerpo. Repulsiva imagen la de su cuerpo cascorvo, patizambo y jorobado. Las palabras que pronunciaba apenas entendibles. El aliento a cloaca. La cabellera mal pintada y su eterno traje verde olivo de carcelera. Y tenía que salir con que siempre sí saldría de Barataria.

Ñero hervía de coraje. Su Gran Visir le daba calmantes y masajeaba los pies del dignatario, porque en uno de sus viajes al Indostán escuchó que esto propiciaba la paz interior, el entendimiento claro y la perfecta sintonía entre lo real y lo irreal. Pero algo debió hacer mal porque Ñero, enorme y torpón como belfo de rumiante, sólo atinaba a golpear en el aire a presencias invisibles y traicioneras.

Y para colmo de males, el Dueño del Mundo odiaba a la líder barataria. Qué hacer. Pues nada, hablar directamente con Hada, pedirle que su estancia fuera breve, asegurarle un lugar junto a él en la comida para dignatarios y así poder tapar esa bocaza que sólo se abría para propasarse. Luego le pediría que abandonara Lazar-el Azar de inmediato. Tenía que impedir a toda costa un desagradable encuentro con el Dueño del Mundo.

Relató su idea al Gran Visir y éste, de inmediato, le comunicó vía telefónica a la hermana república de Barataria. Pero las líneas sonaron ocupadas durante horas. No había otra forma de comunicarse con Hada, la internet aún no llegaba a esa islilla y el telégrafo estaba dañado, así que se encomendaron al Altísimo para que protegiera su evento.

Y a la mañana siguiente...

Todo estaba en su punto para la magna cumbre. Las edecanes en sus puestos. Los micrófonos sobre el podio. Los guardianes del orden vigilaban el menor movimiento...

Y así que cuando se supo que la camarada Hada haría acto de presencia en aquella reunión de países poderosos y semipoderosos, la moral del compañero Ñero se desgajó como trozo de pan dentro de una taza de leche hirviendo.

Todos los representantes de los países poderosos y semipoderosos fueron entrando al salón de usos múltiples. Y entonces, para alegría de propios y extraños, entre una algarabía inusual, y grititos de alegría mal contenida, hizo acto de presencia la camarada Hada colgada del brazo del Dueño de Mundo, quien reía a carcajada batiente con las ocurrencias de la vieja dictadora de Barataria, por eso era la insuperable contadora de los mejores chistes que circulaban en la ONU.

El compañero Ñero se quedó inmóvil. Aunque su cerebro, frío como caja registradora, analizó los pros y los contras de tal acontecimiento. Y así, sin pensarlo dos veces, se dirigió a la pareja entre sonrisas lascivas y movimientos torpes. Saludó a ambos con afabilidad y comentó que la magna cumbre podría cancelarse si a ellos les parecía así, porque les tenía una pequeña sorpresa. Además, les dijo que había organizado en su casa de campo una pequeña fiesta sólo para que Hada y el Dueño del Mundo pudieran estrechar sus lazos de amistad y buena voluntad.

La idea fue tomada como una genial idea y así, sin más ni más, la camarada Hada y el Dueño del Mundo volvieron a salir del salón de usos múltiples, seguidos del compañero Ñero quien hacía malabares graciosos con la botella de champagne que saciaba la sed de aventuras de la alegre pareja.

Y así fue como Lazar-el Azar fue considerado punto neurálgico para el buen entendimiento de las naciones poderosas y semipoderosas, y el bastión donde el mundo encontró el equilibrio para mantener una paz duradera.

El compañero Ñero pasó a la historia como mediador nato en encuentros de buena voluntad; actualmente administra una agencia de contratación y organización de eventos sociales de alta resonancia. Por supuesto, da conferencias y abrió su propio espacio: el Centro Ñero.

La camarada Hada murió al poco tiempo, sacrificándose por su país; fue momificada y su cuerpo partido en miles de pedazos que fueron repartidos entre la población, como un talismán de buena fortuna.

El Dueño del Mundo se convirtió en socio mayoritario de Disney World, desde donde dirige, coordina y controla sus propias cintas, en las que participamos todos como extras y aguardamos ansiosos para gozar con nuestros siete minutos de fama. JLV

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