viernes, 9 de noviembre de 2007

Sarnasius, catador de infortunios


Sarnasius por la tarde
degollaba suspiros
arrancaba sus ojos
masticaba pezuñas
vomitaba recuerdos

Pastaba días a todas horas
como una piedra al río

Sarnasius era
de tanto andar
una pendiente
un rencor coagulado
un ojo sin palabras
herida de silencio
nocturna boca floja
espejismo de sal
salivazo del aire
mordedura de sol
arena dolorida
reflejo de la piedra
respiración de luz
crepúsculo molar
y antes de ir a dormir
desollaba a su sombra. JLV

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