miércoles, 24 de octubre de 2007

Oda a una ecuatoriana


Qué hacías tan lejos de la mano de Dios
sentada en un vagón con otra gente
qué pensabas, de pronto,
al ver tus generosas formas
asumiendo su forma
en las arterias de Barcelona


Nadie te conocía
y de pronto
eres más famosa que la mandíbula
que utilizó el hermano
contra su propia sangre

Hay noche en tu cabello
todos podemos tener un mal rato
toparnos de frente con el Diablo
o ver cómo el reflejo
nos devuelve la espalda

Te volverán bandera
estandarte del gremio
el que golpea a una
nos golpea a todas
gritarán en la marcha

Después de todo,
amiga ecuatoriana,
siempre hay un Dios
pendiente y voyeurista
con su ojo fijo enorme
en el cielo, en el metro
y en todo lugar

Algo de ilusionista
corre por tus venas
lograste despertar
de su sueño a Bolívar
Hugo Chávez y Castro
se pelearán por ti. JLV




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