El tenor selló su actuación con un impresionante Do de pecho. Apenas entró al camerino, extrajo de su boca un enorme sapo y lo puso sobre el tocador. El batracio saltó hacia el interior del espejo y, al instante, se convirtió en un apuesto príncipe.
La mujer arrojó a un lado el disfraz de cantante obeso y, muy feliz, fue a reunirse con su amado. JLV
No hay comentarios:
Publicar un comentario