De oficio sastre y maestro en chaquetas, miró aterrado su mano llena de pelos. ¿Sería una consecuencia del doloroso desprecio que le hizo doña Manuela? O sería el castigo por hacerse justicia con la propia mano cuando le torció el cuello al cisne. En fin, debería continuar, de una puñetera vez,con ese lavado a mano para matar impecablemente al oso a puñaladas. JLV
domingo, 16 de septiembre de 2007
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