martes, 15 de septiembre de 2009

Miseria


Llevarse algo a la boca, tras días de no hacerlo, fue tan doloroso como el hambre. Los labios de la pareja estaban cuarteados. Lloraron, tal vez de gusto, rabia o resignación. La saliva era una masa espinosa que raspaba sus gargantas.
Jamás olvidarían esa comida; sólo tomaron lo que estaba a su alcance. Instantes después masticaban tenazmente esa carne rancia y blanquecina.
La mujer alzó los hombros, y él dijo: Tu hija iba directo a la fosa común, qué más da; además, las ratas tienen mejor sabor. JLV

5 comentarios:

JP dijo...

-- master Vasconcelos, y hay dias que no me trago ni mi sombra!

Anónimo dijo...

Esas malditas ratas, ese maldito hambre, esas malditas fosas comunes.

¿Cuándo entenderá el hombre?

Saludos

Martín Gardella dijo...

Me alegra enormemente haber encontrado este blog. Me encanta leer y escribir microficciones. Volveré por más! Saludos

JLV dijo...

Hola JP:
No eres el único, Black Shadow pasaba por lo msimo.
Saludos y gracias mil.
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Master D:
Cuándo entenderá, ésa es la pregunta. Siempre tus comentarios dan muchísimo en qué pensar.
Un abrazo.
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Hola Martin:
Pues aquí está el blogcito; vuelve cuando gustes.
Saludos.

Anónimo dijo...

Tus textos también dan qué pensar y reflexionar.

Saludos