viernes, 12 de diciembre de 2008

Confidentes


—Adoran a los hombres que las hacen reír, ¿verdad? —dijo él—. No puedes negarlo.
—Muy cierto —respondió ella—. Tan verdadero como el estremecimiento que ustedes sienten cuando una de nosotras camina sobre su espalda.
Ambos soltaron la risotada y se despidieron cariñosamente.
Él se unió al grupo de payasos que estaba por ingresar a la pista; ella permaneció detrás de la enorme caja de cristal, a la espera de que una mosca cayera en la telaraña. JLV

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanta poesía, JLV, muy bueno, tiene mucha fuerza de surrealismo y metáfora genial.

Saludos

JLV dijo...

Hola D:
Gracias por tus palabras. Me animan a seguirle.

Saludos.