domingo, 5 de octubre de 2008

Sólo para creyentes


A mi abuela le amputaron sus alas justo cuando salió a la venta el perfume para creyentes. Cuentan que el Cardenal Picheliú, cuervo entre palomas, guardó humores papales durante años, mientras controló la higiene del Vaticano.
Cuando sintió que era tiempo de amasar fortuna buscó a Cocó Bechamel, famosa perfumista. Le mostró la sudorosa posesión y Cocó, mujer de olfato, vio un negocio celestial.
Patentaron su fórmula y lanzaron al mundo una creación aletargadora y espesa conocida como "Zumo Pontífice". JLV

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los negocios están en cualquier parte, y ahora que sé ésto comprendo un poco mejor la fortuna de los cardenales.

Saludos

JLV dijo...

Afortunados hombres de Dios, eso es.

Salutes.