jueves, 11 de octubre de 2007

Mares de carne


El relámpago de los deseos resplandeció en el cielo.
La tempestad del goce sacudió la embarcación como una muerte chiquita.
Las enormes olas del deseo lamieron el mástil, el instinto y la popa.
Contra la naturaleza nada se puede y en los mares de carne la pasión se fue a pique.
Las ratas y los justos abandonaron la nave.
Los náufragos se aferran a otras pieles en busca de la salvación.

Presienten el tsunami. JLV

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