El diccionario estaba ahí, gordo y reluciente sobre aquel escritorio de madera fina.
Algunos libros lo miraban con odio desde los estantes. Apretujados como sardinas; llenos de polvo, mugre y excremento de mosca.
—Ojalá y se desmoronara, dijo el "Libro de Arena".
—Merece la muerte, espetó "El cadáver exquisito".
—Sólo es un utilitario más, murmuró "El Capital".
—¡Al horno!, gritó "Mein Kampf".
Algunos libros lo miraban con odio desde los estantes. Apretujados como sardinas; llenos de polvo, mugre y excremento de mosca.
—Ojalá y se desmoronara, dijo el "Libro de Arena".
—Merece la muerte, espetó "El cadáver exquisito".
—Sólo es un utilitario más, murmuró "El Capital".
—¡Al horno!, gritó "Mein Kampf".
No hay comentarios:
Publicar un comentario