Meliflua y yo somos una pareja moderna. Nos conocemos bien. Ella está al tanto de mis debilidades cando me cautiva andar casquivano de la vecina del 13. También, vía mi secretaria, sabe que Domenika pasa por lo menos una hora en mi consultorio después de que suspendo mis sesiones de pellizcopuntura.
Viendo su complacencia no puedo mostrarme duro ante sus desventuras. Por mi parte le dejo hacer y deshacer.
Hoy está un poco triste. Con esa mirada que las mujeres tienen cuando saben que el hombre que les fascina se irá con otra.
Me recalcó, una o dos veces, que él le gustaba demasiado. Y aunque al principio le pareció idiota, los ojos verdes de Sidharta Nucamendi le llegaron al alma. Suspiró al recordar al metrosexual ése, semejante al novio con quien perdió la virginidad.
Me describió con justeza los avatares por los que atravesaron Shidarta y Lucy del Carmen para conseguir una poca de felicidad. Evidentemente envidia a Lucy, le parece boba. No la desmiento, pero vaya par de senos que porta la bobalicona.
Me comentó que ella, si fuera Lucy, le habría seducido de inmediato y vivirían en un buen departamento, sin importar que para ello tuviera que prostituirse.
También me ha manifestado del odio que siente por Encarnación de la Corcuera -personalmente a mí me parece bellísima y astuta-, y todas las triquiñuelas que ésta pone en práctica para perjudicar a Nucamendi.
Meliflua, con sinceridad absoluta, se confió a mí y sin pena notoria me expresó que si él se lo pidiera escaparían juntos a la playa esa de arenas blanquísimas que siempre ha deseado conocer.
Realmente, a veces, quiero prestarle la atención que merece, pero el recuerdo de los muslos suculentos de Domenika me distraen, me distraen. Soy lo peor, lo sé. Quizás no soy el confidente idóneo para mi esposa.
Pero hoy que la observo apesadumbrada, al borde del llanto y fumando un cigarro tras otro, sólo se me ocurre comentarle que el domingo por la noche transmitirán en red nacional el resumen de “Te quiero por inocente” y que Nucamendi ya graba los primeros episodios de la nueva telenovela donde llevará el protagónico. JLV
Viendo su complacencia no puedo mostrarme duro ante sus desventuras. Por mi parte le dejo hacer y deshacer.
Hoy está un poco triste. Con esa mirada que las mujeres tienen cuando saben que el hombre que les fascina se irá con otra.
Me recalcó, una o dos veces, que él le gustaba demasiado. Y aunque al principio le pareció idiota, los ojos verdes de Sidharta Nucamendi le llegaron al alma. Suspiró al recordar al metrosexual ése, semejante al novio con quien perdió la virginidad.
Me describió con justeza los avatares por los que atravesaron Shidarta y Lucy del Carmen para conseguir una poca de felicidad. Evidentemente envidia a Lucy, le parece boba. No la desmiento, pero vaya par de senos que porta la bobalicona.
Me comentó que ella, si fuera Lucy, le habría seducido de inmediato y vivirían en un buen departamento, sin importar que para ello tuviera que prostituirse.
También me ha manifestado del odio que siente por Encarnación de la Corcuera -personalmente a mí me parece bellísima y astuta-, y todas las triquiñuelas que ésta pone en práctica para perjudicar a Nucamendi.
Meliflua, con sinceridad absoluta, se confió a mí y sin pena notoria me expresó que si él se lo pidiera escaparían juntos a la playa esa de arenas blanquísimas que siempre ha deseado conocer.
Realmente, a veces, quiero prestarle la atención que merece, pero el recuerdo de los muslos suculentos de Domenika me distraen, me distraen. Soy lo peor, lo sé. Quizás no soy el confidente idóneo para mi esposa.
Pero hoy que la observo apesadumbrada, al borde del llanto y fumando un cigarro tras otro, sólo se me ocurre comentarle que el domingo por la noche transmitirán en red nacional el resumen de “Te quiero por inocente” y que Nucamendi ya graba los primeros episodios de la nueva telenovela donde llevará el protagónico. JLV
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